Partería Espiritual, de Ina May Gaskin

PARTERIA ESPIRITUAL es un maravilloso libro de INA MAY GASKIN que me acompaña e inspira desde hace años.

Llego a mi como regalo al finalizar la formación de Doula en el 2008 y fue como anillo al dedo para inspirarme en este nuevo hacer, como mujer acompañando a otras mujeres en su proceso de ser madres.

Durante el embarazo de mi hijo pequeño Sol volví a retomarlo, pero esta vez no como Doula si no como mujer embarazada.

Fue entonces cuando verdaderamente me atrapo y se convirtió en libro de cabecera y guía espiritual.

Los testimonios de aquellas mujeres que en los años 70 decidieron hacer suyos los partos confiando en la sabiduría y asistencia de Ina May y de otras matronas y mujeres que iban juntándose al proyecto de la caravana y del proyecto comunitario de la Granja, son verdaderos relatos de empoderamiento, confianza y conexión espiritual.

Las descripciones de sus partos y experiencias me ayudaron a conectarme con mi bebe intrauterino y mi cuerpo gestante inspirándome para visualizar mi próximo romperme en dos y embarcarme en la aventura de parirnos.

Cada mujer encuentra en su embarazo algo que le conecta con ella misma, con su bebé, con la idea de parir o de ser madre.

Puede ser un libro, una canción, una película, un documental, una experiencia, una persona, para mí en aquellos meses fue el libro de Partería Espiritual con todos sus relatos, experiencias y conocimientos.

Sé que mucho de  mi amor por este libro parte del anhelo de no haber podido participar en aquella maravillosa aventura de los hippies de los 70 embarcados en el deseo de hacer sus sueños realidad.

Mientras tanto un trocito de las historia de estas mujeres estuvieron pulsando en la gestación de Sol y en cada una de las «ráfagas “, como llama Ina May a las contracciones, que acompañaron su nacimiento.

Gracias a Ina May por su dedicación y a Nines y a Marta, las parteras que me acompañaron en aquel acontecimiento, que tan bonita labor hacen cada día en este lugar del planeta. 

Os quiero

Mujer-madre busca tribu

Desde nuestras antiguas ancestras las mujeres hemos tenido siempre la necesidad de comunicarnos, reunirnos, compartir,…


A nivel científico ya está demostrado que las mujeres cuando nos juntamos segregamos oxitocina, la hormona del placer, haciéndonos sentir más relajadas, más contentas, comprendidas y apoyadas.

En las últimas décadas por nuestra forma de vida estamos creando una sociedad cada vez más individualista con un modelo de familia mononuclear y una tendencia hacia el aislamiento alejándonos del concepto de tribu.

En gran medida esta realidad perjudica mayoritariamente a las mujeres y su necesidad de comunicación y bienestar. Esto se ve agravado significativamente en el momento en el que las mujeres nos convertimos en madres.

El propio hecho de dejar de ser una para convertirte en dos y afrontar el súper cambio que esto implica en todos los aspectos de nuestra vida, nos hace sentirnos mucho más vulnerables y sensibles por lo que la necesidad de empatía, sostén, cuidado, amor, llena nuestro día a día.
En muchas ocasiones estas necesidades no sólo pueden ser cubiertas por la familia más directa o por la pareja, la cual muy probablemente se siente también desbordada emocionalmente.

Es entonces cuando reconocemos en la falta de tribu el vacío tan importante que se crea en la vida de la mujer -madre anhelante de ese subidón de oxitocina nacido del vínculo entre mujeres y de la profunda soledad que puede llenar su vida y la de su bebé aislados en una familia mononuclear.
Si observamos a nuestras ancestras o culturas que aún no han perdido su conexión con el origen, la llegada de un nuevo miembro al grupo, el maternaje y la crianza es compartida por toda la comunidad de mujeres.

Criaturas de todas las edades, madres y abuelas sostienen cada una desde su propia sabiduría a la mujer recién parida cubriendo así sus necesidades y las de su bebé.
De esta manera es casi imposible imaginar a una madre con depresión post parto o con ese sentimiento de soledad tan duro que vivimos las mujeres -madres en la realidad individualista de la actual sociedad.

Por el momento la posibilidad a la que podemos acogernos las mujeres que reconocemos que no solo nos basta el sostén de nuestras parejas y familias cercanas es ,en primer lugar vencer la barrera del miedo y la autoexigencia y pedir ayuda.

Encontrarnos con otras mujeres en situaciones parecidas, ,juntarnos en grupos de crianza y lactancia materna, buscar círculos empáticos con nuestra manera de criar, de ver el mundo y confiar en la intuición y sabiduría que late en el interior de cada una de nosotras.

Este gran viaje siempre pide ser comenzado desde el interior y es entonces donde nos encontramos con la gran aventura del encuentro con nosotras mismas.

 El gran cambio no va a depender del exterior, si no de nuestro coraje para escuchar la voz que late dentro.

A las que estamos en ello os deseo un buen y emocionante camino.