La respuesta está en nuestro útero

Cada mes las mujeres tenemos la oportunidad de experimentar el ciclo menstrual. A lo largo del mes atravesamos 4 fases, esto nos da la posibilidad de conocernos más a nosotras mismas.
Te propongo un enfoque diferente para vivir este proceso desde un lugar que te hace conectar con nuestro poder femenino.

Estas fases corresponden con 4 arquetipos:

  • La doncella, sería la fase de la pre ovulación, justo cuando termina la menstruación, sería la primavera de nuestro ciclo, todo florece… venimos con fuerza renovadas de la fase anterior, tenemos mucha vitalidad, nos sentimos fuertes, sensuales, comunicativas, con muchas ganas de relacionarnos con las demás. Son los días que te apetece salir de fiesta, estar con amigas.
  • La madre, corresponde con nuestra ovulación, es el momento más fértil, propicio para la fecundación, sentimos más deseo sexual, es el verano de nuestro ciclo, tenemos más ganas de salir, de cuidar, de nutrir, también estamos comunicativas. Estamos muy activas, con mucha energía.
  • La hechicera corresponde con la pre menstruación, es una etapa de gran creatividad, llega el otoño nuestro ciclo, empezamos a estar más hacia dentro, más reflexivas, con más necesidad de conectar con nosotras mismas, más intuitivas, más firmes en nuestra postura, esto puede provocar más conflictos con los que nos rodean, y puede ser que el enfado salga a la luz con más facilidad. Socialmente está asociado a que estamos insoportables… pero en realidad estamos más cerca de nosotras mismas.
  • La bruja sería la fase de la menstruación, es el invierno de nuestro ciclo, en esta etapa es un tiempo de introspección, de reflexión, de parar, de descansar nuestro cuerpo está en un proceso de limpieza, es buen momento para soltar viejos patrones, creencias. Es momento de regalarnos ese tiempo para nosotras mismas, sentadas en el sofá, leyendo un buen libro, con una rica infusión, calentitas con nuestra manta, mimadas, cuidadas.

Estos ciclos que vivimos en un mes son un fractal de los ciclos que vivimos a lo largo de nuestra vida y es muy mágico vivir cada fase desde este lugar.

Prueba a ver cómo estás tú en cada una de las fases de mes. , ¿En qué fase te sientes ahora mismo? ¿Qué emociones estás sintiendo? ¿Qué necesidades tienes?

A veces en el ritmo de vida que llevamos, no respetamos nuestros ritmos, no nos permitimos el descanso y la mirada hacia dentro y es nuestro cuerpo quien nos va a dar la señal.

¿Cómo sería vivir nuestro ciclo respetando nuestras necesidades?

Es bonito aprovechar esta oportunidad que te ofrece la madre naturaleza de conocerte más a ti misma y honrar el mensaje de nuestros úteros sabios y poderosos porque siempre la respuesta está en el interior.

Pérdidas y duelos

Desde mi labor como Doula, a nivel profesional, he acompañado perdidas gestacionales tanto en abortos espontáneos como en interrupciones del embarazo en el primer trimestre y sus consiguientes duelos.

Han sido varias las veces que una mamá me ha pedido sostén y acompañamiento desde el momento que empieza a sangrar de manera espontánea y acudimos al hospital, como desde el momento en que decide interrumpir su embarazo y me pide apoyo en la gestión emocional y en el proceso.

Para mí es un honor que una mujer me dé la oportunidad de acompañarla en este momento de tanta intimidad. Desde mi figura como Doula y como madre y mujer que también ha transitado la experiencia de la pérdida y el duelo gestacional estos son algunos de los soportes en los que me he apoyado para este acompañamiento:

  • Acojo sus miedos, su dolor, sus dudas y confusión no desde la salvadora si no desde una figura empática e incondicional.
  • Sostengo su llanto, su rabia, su caos hormonal y sus expectativas rotas ante la posible llegada de un bebé.
  • No juzgo y absolutamente siempre valido sus sentimientos y facilito el poder nombrarlos.
  • Invito a que de espacio en su vida y en la familia a esa hija o hijo no nacido, al margen de la edad y el tiempo de gestación resignificándolo en el sistema familiar.
  • Posibilito, si así lo desea la madre, la intimidad y el encuentro con el ser que habitaba su útero acogiendo el sangrado y tratando de identificar al bebe por muy pequeño que fuese, para de esta manera poder despedirse, enterrarlo o lo que necesite hacer en ese momento.
  • Ritualizamos la despedida, creando un altar y poniéndole un nombre para tenerlo presente como parte de la familia.
  • Sostengo el duelo con dedicación, entrega y cariño haciendo una escucha activa a sus necesidades y dando soporte logístico y emocional.

El conocer el sendero del bosque me da fuerza y confianza para cogerlas de la mano y acompañar sus pasos al ritmo que ellas marcan, abriendo la posibilidad de que escuchen su propio cuerpo conscientemente y no dejando que nadie robe uno de los momentos más importantes de la vida de una mujer y su familia.